Ente 1899 y 1901 la Península de Yucatán fue invadida militarmente por tropas de federales y de la guardia nacional. En 1901 Noj Kaj Santa Cruz Baalam Naj Kampokolche fue tomada por federales.
De 1901 a 1904 las acciones militares se intensificaron, miles de personas padecieron situaciones adversas.
«El desenlace de la Guerra Social Maya forma parte del pasado reciente de la región»
Aquí la historia de los descendientes
Pisté, YUCATÁN
María Deysi Maas Ucan 65 años ( en 2023)*
Habitante de Pisté, Yucatán, México
Mi difunto tío Luis Cocom Caamal [de 80 años de edad en el †2017 ] me contó que «en tiempos de la Guerra de Castas las personas se escondían en una cueva abajo de un árbol de chico zapote. El mismo exploró a cueva.»
«Era el escondite perfecto para poder habitarlo ya que en la cueva se encontraron utensilios de barro, molcajetes, cantos rodados y piletas (contenedores de agua) hechos en otros tiempos, pero que durante la guerra fueron reutilizados para poder sobrevivir.»
Don Luis Cocom Caamal era habitante de San Francisco, Tinum al oeste de Valladolid.. Junto con su familia migró hacia Pisté por cuestiones de trabajo.
DONADOR DE MEMORIA – Haider Arturo Tun López, 22 años (nieto). Foto de Haider Arturo Tun López.
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Esustaquio Pech Uc, 70 años ( en 2023)*
Habitante de Pisté, Yucatán, México
«Mi abuela María Daría Batun contaba que en el tiempo de la guerra, la gente se escondía en cuevas, sascaberas y hasta en los montes.»
«Mis abuelos, migraron, salieron de Ebtún , en busca de un lugar donde poder vivir. Así llegaron a un poblado en el municipio de Chankom y fundaron Xkalakdzonot.»
Recordar a su abuela y las platicas que tenía con ella, al respecto de la guerra, producen en él, un sentimiento de nostalgia y tristeza.
*Foto: Eustaquio Pech, su esposa e hija María Angélica Pech Cen. Tomada por María Pech Cen.
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Julio Cen Balam, 99 años (†2017)
Habitante de Pisté, Yucatán, México. Originario de Xkalakdzonot*
«La gente se refugiaba en las sascaberas, para huir de los que estaban peleando.»
«Había un toque de campanas, también se escuchaban voladores. La gente sabía que tenía que esconderse.»
«Nadie salía hasta que pasaba el peligro.»
*Poblado fundado por sus padres (originarios de Ebtún) junto con otros campesinos, en el municipio de Chankom.
DONADORA DE MEMORIA – María Angélica Pech Cen (nieta).
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Calotmul, YUCATÁN
El Fuerte Cepeda Peraza se construyó en la zona, entre 1896 y 1899. Arquitectura militar a base de piedra con una larga escalinata, altos muros de protección y una especie de torre de vigilancia en su interior.
Hoy se conservan sus restos en medio del monte.
Lugar de memoria que detona narraciones como las siguientes:
Eladio Ucan, 76 años (en 2015)
Habitante de Calotmul, Yucatán, México
“En la Cepeda mataban a la gente y enterraban a los muertos.”
“La construcción [del fuerte] la hicieron los pobres por orden del teniente y nos les pagaban nada, les hacían el trabajo, sólo les daban alimento.”
“Se encontraron puntas de bayoneta que usaban los soldados en esa época.”
Habitantes de Calotmul en el camino a «La Cepeda»
Fuerte «Cepeda Peraza» que operó en la última etapa de la guerra, conocido como la «La Cepeda» por los habitantes de Calotmul, Yucatán.1
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Tihosuco, QUINTANA ROO
Poblado atacado durante la Guerra Social, su iglesia fue bombardeada y el pueblo abandonado.
Después de varías décadas se repobló.
Hoy su iglesia la “Parroquia del Santo Niño Jesús” permanece en ruinas y evoca el tiempo de la guerra. En sus alrededores, se conservan aún, los restos de la hacienda Xculumpich, del líder maya Jacinto Pat.
Sitio de memoria que detona narraciones como las siguientes:
Bartolomé Poot Moo*, 56 años (en 2024)
Mis abuelos Pablo Poot Chan y Gregoria Chan Chay contaban “La vida en el movimiento armado fue muy difícil, aún más para los niños pequeños. Antes los matrimonios tenían muchos hijos, pero cómo correr con niños, cómo huir… La gente tenía que esconderse.»
«¿Cómo esconderse con tantos niños?«
«Para que no hicieran ruido les ponían miel de Kantzak [miel de melipona de muros] en su boca, para que no los encontraran cuando estaban escondidos -aunque sea les daban un poco de miel, eso les calmaba el hambre y los mantenía tranquilos por unas horas.»
“En el tiempo de la guerra la gente se tenía que estar moviendo… Los soldados perseguían a la gente hasta sus poblados. Las personas abandonaron sus poblados para evitar ser capturadas. Cuando regresaban a sus casas los soldados no los dejaron en paz, tuvieron que huir a la selva.»
La gente no permanecía en un solo lugar… parecían nómadas. Si los soldados los veían, los apresaban.»
“Cuando las personas se escondía buscaba sartenejas o desfondados [lugares en donde se almacena el agua] para quedarse ahí, para estar a salvo, para abastecerse… Cuando escuchaban un ruido agarraban sus cosas y se iban a otro lado.”
Bartolomé Poot menciona que “En los montes hay restos de casas provisionales que evidencia que la gente se escondía en el monte, hay plataformas y cimientos de piedra que muestran escondites y restos de cerámica en donde se almacenaba el agua [restos pertenecientes a otros periodos de la historia que pudieron ser aprovechados en el tiempo de la guerra social para poder sobrevivir].»
*Su padre Cándido Poot Chan y su madre Catalina Moo Kauil. El abuelo Pablo Poot Chan posiblemente era de Tixcacal y Gregoria Chan Chay de Dzitnup (†).
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Mauro Poot Dzib, 87 años (†2024)
Mi abuelo Porfirio Poot de niño vivió el final de la guerra… «veía a los militares. Su madre María Santa lo escondía. Iban al monte, no encendían antorchas para que no los descubrieran. La gente se escondía para no ser llevado por las tropas.
Lo reclutaron a la fuerza a los 21 años. Lo obligaron a participar en la guerra. El vivía en Dzitnup. Un día llegó a casa después de trabajar su milpa, bajó su carga… en casa lo estaban esperando para cenar. Él se estaba sentando, cuando llegó la tropa y lo jalaron, le dieron su arma y se lo llevaron. Lo amenazaron y le dijeron que no pusiera resistencia porque de cualquier forma se lo iban a llevar.
Lo llevaron a Valladolid, al llegar le dijeron lo que tenía que hacer. Lo pusieron en su posición, en el techo del palacio y le dijeron que le disparara a quien llegara a la plaza. Cuando la gente entró, Don Porfirio y otros soldados abrieron fuego desde el techo… A quien le toque, estaban a la defensiva. Mi abuelo vio soldados muertos y a muchos heridos. A lado de él ya no había nadie en pie, a ambos lados había soldados heridos. Se distrajo al ver que estaba solo… sintió algo caliente en su cara, era sangre que corría en su rostro producto de un impacto de bala. Salió de ahí corriendo, no pensó en quedarse, huyó como pudo y salió de ahí. Bajó del techo y se logró escabullir de Valladolid.
Llego al amanecer a su casa en Dzitnup, tocó la puerta y le abrieron. Pasó unas horas:
– ¿Qué te pasó?
– Me hirieron, me están buscando. Vienen tras de mí los soldados… me voy.
Era de madrugada, la tropa lo buscaba. Sus parientes lo llevaron a esconder a su milpa, ahí pasó varios meses. Su familia quería asegurarse de que ya no hubiera averiguaciones en su contra. Lo mantuvieron así, escondido varios meses. En ese tiempo no pudo ir al médico, su herida se infectó, al año se murió. Tenía 22 años.»
En su lecho de muerte dijo: “Nunca acepten ir en un enfrentamiento porque esto es los que pasa. No fue bueno para mi.”
Mi abuela quedó viuda con dos hijos uno de ellos, mi padre José Guadalupe Poot.
En ese tiempo de guerra, mi abuela sufrió mucho. Nadie les daba de comer. No la apoyaban con sus hijos, cada quien se preocupaba por sobrevivir. Había que trabajar.
Don Porfirio tuvo un hermano… tenía rancho, cultivaba henequén, tenían trapiches, milpa. Mi abuela buscó la manera de darle de comer a sus hijos… Estuvo en el rancho de su cuñado pero al paso de unos días, le dijo: “tu hijos tienen que trabajar para que no les falte comida. Tu ya no puedes trabajar y yo más, no puedo hacer.”
Ella dejó a su hijo mayor de 15 años, con él para que trabajara en el rancho y se fue con el hijo menor a buscar más comida, a ver que hacía. Se escondían de la tropa y cuando les caía la noche ahí se quedaban, sin hacer ruido.
Para no seguir escondiéndose le dijo a su hijo menor que se quedara en casa de tu tío para que ella pudiera trabajar. Muy a su pesar porque cuando veía a su hijo mayor, él decía “me hacen maldades, me hacen trabajar mucho”. Ella lloraba, no sabía que hacer para que no sufrieran y para darles de comer.
Mi abuela murió. Ellos aprendieron a sobrevivir, cultivar, sabían hacer milpa, cortar y sacar azúcar, henequén… Trabajan en esos lugares para ganar su comida. La guerra seguía presente. La gente pendiente y dispuesta a seguir luchando. Así crecieron ellos.
Mi padre, don José Guadalupe creció y se casó con mi madre doña Socorro Dzib y tuvo cuatro hijos: yo [Mauro Poot Dzib], dos hermanos y una hermanita.
Después de la guerra la vida no mejoró.
Quedamos huérfanos de madre, cuando mi hermanita tenía meses de nacida. En busca de tierras para sembrar llegamos con mi padre cerca de Tihosuco.
Entre los hermanos crecimos a nuestra hermanita. Nos turnábamos para cuidarla, buscábamos leche de vaca y la hervíamos. Buscamos trabajo para sacar azúcar, moler caña.
Recuerdo que de chico yo trabajaba la caña con trapiche, me vestía con traje de manta, con un delantal. Había una mula que giraba al rededor del trapiche. Salpica el cubo de caña, salpicó mi traje, me ensucié todo y así trabajé. Estaba empapado de agua de caña, todo bañado. Me secaba y estaba todo pegajoso hasta mis zapatos, pero estaba feliz porque ganaba mi comida. Comía… me quedaba con hambre, tenía hambre pero escondía comida en mi bolso para llevar a mi hermanita. Un día estaba estaba comiendo y me descubrieron. Cuando vieron que guardaba la comida me dijeron:
-¿Dónde llevas eso? ¡No, ya no, o lo comes o lo dejas!.
Ya no dejaron que llevara a mi hermanita la comida y mis otros hermanos tampoco pudieron llevarle comida.
Era difícil en ese momento.
Crecimos en Tihosuco. Me casé con doña Sofía Tuz Dzib y ahí vivimos tuvimos seis hijos: Olga, Mari, Eugenia, Antonia, Ruperto y Bruno.
Hoy ya no estoy con ellos, pero mi hija Antonia recuerda mi historia.
DONADORA DE MEMORIA – Antonia Poot Tuz, 50 años (hija de Mauro Poot Dzib, bisnieta de Porfirio).
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Teófilo Pot Cahun, 82 años (en 2024)
Músico Maya Pax de Tihosuco
Mis abuelos eran de Dzitnup. Mi abuelo materno, Concepción Cahun, cuando era un niño lo mandan a comprar… Se fue, y lo corretearon los soldados. Corrió y corrió para huir de los soldados y logró escapar.
En el tren llevaban a mucha gente que agarraban. A muchos no los volvían a ver. Se los llevaban quizá a jo’ [Mérida].
A mi abuelo paterno, Plácido Pot, lo capturaron y lo llevaron en tren. Escapó por Pisté junto con otros siete… cuando el tren paró huyeron. Pasando lista el teniente vio que faltaban ocho. Los soldados empezaron a buscarlos.
Seis días después don Plácido regresó a Dzitnup. Pasó un tiempo y cuando los soldados entraron al pueblo, Plácido escapó con sus tíos. Se metieron al monte… Sobreviven en el monte comiendo raíces, y bejucos.
Se mantienen bajo monte y quedan ahí para huir de la recoja… Los soldados recogen gente, los mandos del gobierno buscan mayas para llevarlos. El abuelo Plácido quedó en el monte quince días, esperando que se fueran los soldados.
Los soldados atrapan gente y la meten al tren y se la llevan. Muchos mueren, otros logran escapar.
Don Plácido logró regresar a Dzitnup.
En Dzitnup se casa con mi abuela Nicolsa Chan y nacen sus hijos Gregorio, Nemesio (mi padre), Aurelio, Rufino y Pablo.
Migran a Tihosuco en busca de tierra. Tihosuco, era un pueblo entre la selva, con casas coloniales abandonadas.
Repueblan Tihosuco y llegan con tres cruces de Dzitnup. Hacen novenas, gremios en días del Niño Jesús, corridas, así comienza la tradición.
Mi padre Nemesio Pot Chan se casó con mi madre Marciana Cahun Mazon.Yo crecí aquí en Tihosuco, soy músico Maya Pax.
Mis hijos son Beatriz, Armando, Máximo, Julio, Carlos †, Alberto y Carmela [a ellos les inculcó la música y el interés por la historia]. Hoy dos de sus hijos siguen la tradición de la Maya Pax y Doña Beatriz Pot Chablé es encargada del Museo de la Guerra de Castas en Tihosuco.
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Zacarías Puc Cahum, 63 años (en 2024)
Productor de Pitahaya
«Mi bisabuelo y mi bisabuela, vivieron la guerra. Murieron por causa de una enfermedad, se les pudrió la piel, era como rubéola, o algo similar. Sus hijos también murieron, sólo sobrevivió Leonardo Puc May, mi abuelo.
Él, quedó huérfano en Yotzonot grande.
Personas que se quitaron de Tepich, se fueron a trabajar a Yotzonot grande, entre esas personas don Miguel Peña. Ahí estaba mi abuelo chico, de niño… entonces los señores grandes de esa comunidad, dijeron que estaban regalando al niño -a mi abuelo-, por que estaba solo, ya se le habían muerto sus padres y hermanos.
Yotzonot grande quedó abandonado, muchos murieron por la enfermedad, otros se fueron y forman otros pueblos.
Don Miguel Peña, adoptó a mi abuelo. El respetó su apellido Puc.
Después, de grande mi abuelo viene a Tihosuco, aquí crece y se casa con Lorenza Tamay Canul quien viene de Exhacienda Cambalá un lugar donde vivía gente que iba a x-cumpich.
Mi abuelo, tenía una perforación en la oreja derecha. Sus hijos son Bernardo, Paulina, Juana, Ofelia y Santiago. Él, Santiago Puc Tamay es mi padre y mi madre es Fabiana Cahum.
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Egidio dzib Poot, 47 años (en 2024)
Artesano de Tohosuco
«Mi bisabuelo don Porfirio Dzib tiene su familia. Él nace y crece en Dzitnup y se forma como rezador. Hacía ceremonia a la Santa Cruz. Claudio, mi abuelo, continuó con la tradición. Buscando tierras se fueron moviendo. Él, se casa con María Isidra Pat Tuz y se van a Ekpetz en donde se establecen y tienen un hijo (Emilio Dzib Pat, mi padre).
Ahí, en Ekpetz, continuaron con las ceremonias a la Santa Cruz, pero [no todos reconocían la importancia de la Cruz]. La comunidad no lo vio con buenos ojos… los sacaron con todo y familia, y el oratorio lo quemaron.
Salen de allá con la Cruz y su familia y llegan a Tihosuco, en donde sólo había tres familias, era un lugar enmontado lleno de fauna. Llegaron ahí porque había muchos animales para cazar y para alimentarse.
Mi padre Emilio era un niño cuando llegó, en las primeras noches se quedó con su familia en el cuartel del soldados -lo que hoy es la casa Ejidal.
Mi abuelo Claudio buscó un rancho con pozo, cerca de Tihosuco, para resguardarse con su familia. Llegaron al rancho San Lorenzo.
«Un rancho que en el tiempo de la guerra estaba abandonado, los abuelos lo encontraron y quedaron allá».
Construyó una casa de huano para la Cruz y allá hizo su milpa. Continuó haciendo rezos… también en Chichimila y después de Xocen. Cada año iba a la ceremonia de la Santa Cruz en el centro ceremonial de Xocen en Yucatán, – que se entra por la desviación a la altura de la comunidad de Chichimila.
Luego llegaron más familias a San Lorenzo. Se ocuparon 10 casas. La Santa Cruz tenía su adoratorio. La tradición siguió, se hacían ceremonias a la Cruz y la gente hacía sus milpas. Después la gente se fue moviendo a Tihosuco… mi padre Emilio Dzib Pat (hoy de 87 años) se casa con mi madre Andrea Poot Dzib (hoy de 83 años): Felipe † , Benedicta, Francisca, María del Socorro, Lorenza y Evelio, son mis hermanos.
Los abuelos quedaron en el rancho… Era difícil visitarlos. Los trajeron a Tihosuco y ya no regresaron a San Lorenzo. Mi abuelo extrañó la Santa Cruz que quedó en el santuario. Para que no la extrañara hicimos otra cruz. Se hicieron sus novenas… el 26 de junio tiempo en el que el abuelo las practicaba, tiempo en el que ya se sembraba, y lo hacía para pedir lluvias.»
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Rufino Canul Catzin, 57 años (en 2024)
Trabaja en el Museo de la Guerra de Castas
Mi bisabuelo me contaba que cuando tenía 8 años su familia lo sacó de Corozal, Belice. «Salieron corriendo bajo monte. Los huaches habían llegado al pueblo. La gente corre, agarra dirección sin rumbo, se meten al monte. En su travesía no tenían agua, ni comida, sufren hambre y sed. Viven en peligro de los animales.
La gente vive huyendo… en una ocasión salieron, otra vez, solo cuatro hermanos (tres hombres y una mujer), entre ellos mi abuelo Miguel Catzin. Los huaches llegaron… lo hermanos salieron juntos. Lograban llegar a otros pueblos, a veces, quedan meses o un año. Pero no hay tiempo, ni hora… los vuelven a corretear los huaches.»
Recorrieron muchos pueblos… en Campeche, en Yucatán y también en Quintana Roo. Iban huyendo para sobrevivir.
«Otra vez, los volvieron a sacar… esa vez la hermana -que abría sido mi tía abuela- se perdió en la huida, corrió para otro lado, ya no la volvieron a ver viva.
En otra ocasión que los sacaron, salieron los tres hermanos y una bala alcanzó a uno de sus hermanos lo hirió y murió, quedó bajo monte.»
Quedaron sólo dos hermanos (mi abuelo Miguel y Ramón). Nuevamente tuvieron que huir. «Salieron ellos dos y en su huida en el monte encontraron a su hermana… estaba muerta en la boca de una sarteneja [espacios entre la laja que contienen agua de lluvia], su cuerpo tenía gusanos, – quizá tenía sed y quería tomar agua. Los hermanos le echaron tierra encima para cubrirla y la dejaron.»
Los Miguel y Ramón comían las raíces de un árbol soobach – una raíz que no es amargo. Eso comían y otras raíces para no morirse de hambre. Tomaban agua de las sartenejas, pero en tiempo de sequía se secaron las sartenejas y los hermanos se quedaron sin agua.
Cuando estaban en el monte, veían a otras personas, a otras familias que también iban huyendo y que se refugiaban ahí o en poblados abandonados. Los hermanos aprendían de lo que veían para mantenerse vivos. «Una vez conocieron el skumak’ -un bejuco grueso que tiene un hueco en su interior, en donde el bejuco acumula agua que absorbe y cuando se corta parece manguera-. Cuando la gente encontraba este bejuco, hacían fila para beber agua o tan solo para mojarse los labios si eran muchos.»
«Comían sapote y frutas de árboles del monte. Así aguantaron bajo monte, huyendo y corriendo durante 7 años. No podían estar en un solo lugar porque corrían peligro de ser capturados.»
Mi abuelo Miguel contaba que en… «En sus correrías [él y su hermano Ramón] vieron pelear a los mayas. Hacían trincheras a base de piedras, como estrategia de guerra. Los mayas lucharon bajo monte y usaban rifles buutbitso’on. Hacían zanjas de 2 metros de profundidad y en el fondo sembraban troncos de chacte, vigas o jabim, ciricote y le sacaban punta (maderas duras que se ponen el fondo de las zanjas). Después tapaban las zanjas con hojas de huano, no se veían en superficie las zanjas y cuando llegaban los huaches caían y se clavaban ahí».
Finalmente, llegaron a Yotzonot, salvaron sus vidas y allá se establecieron. Adoran a la Cruz de Chumpom. Allá hay un códice maya un testamento, dice: que “no va a haber guerra otra vez ni por hambre, ni por explotación, habrá guerra por dinero”.
«Mi abuelo Miguel conoce a mi abuela Ignacia Colli. Ella también llegó a Yotzonot, iba de otro lado pero no sabe bien de donde es porque su familia también estuvo huyendo.» Sus hijos son Bibiana†, Edulina †, Eduardo y Modesto. Bibiana Catzin Colli es mi madre y mi padre Justo Canul Alamilla. Antonia e Hilario son mis hermanos.
Mis abuelos comienzan las fiestas tradicionales de Chumpom.
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Los relatos de oriundos de Tihosuco derivan de años de migración de familias enteras, de niñas y niños huérfanos que huyeron de sus pueblos natales por el acoso militar, en busca de tierras para sembrar maíz y animales para cazar (entre 1890 y antes de 1910).
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1 Badillo Sánchez, Alejandra, Rumbo al corazón de la tierra macehual. La “Campaña Militar de Yucatán contra los mayas” 1899-1904,Tesis de doctorado en Historia. Mérida, Yucatán: Ciesas-Peninsular, 2019.
2 Narraciones de Tihosuco registradas entre junio y julio del 2024.
Véase Mapa de memoria viva en donde se georeferencian las narrativas